REPORTAJE DE LA SEMANA…
Amor y
celos complementos o enemigos
Los
términos amor y celos son muy recurrentes en la comunicación humana, pero más
recurrente resulta la amalgama que sus esencias configuran en el pensamiento de
los individuos y específicamente en el ámbito de sus sentimientos. Los celos
-como el amor y el desamor- y en dependencia de la intención con que se
emplean, son de gran valor en el mantenimiento o deterioro de la cohesión
familiar.
El
amor no es ambivalente, no tiene
dobleces, simplemente se ama o no se ama. Pero el término celos no es igual;
este no siempre se esgrime con total conciencia de sus acepciones y, lo que es
peor, no siempre es visto en sus dos perspectivas y manifestaciones más
concretas: como noble sentimiento y como emoción destructiva. Y aunque los
celos son vistos como un complemento del amor, la verdadera dimensión de este
sentimiento está en las consecuencias positivas o negativas que lleva
implícitas.
En
el contexto familiar es perceptible la doble cara de los celos: concurren el
noble sentimiento de cuidado y protección de los seres queridos, por un lado, y
el desenfrenado arrebato de posesión de los sentimientos y actuaciones de las
personas que conviven, por otro. Quien se entrega con amor al cuidado de
individuos que le son cercanos, es celoso. Quien sufre y hace sufrir con sus
incontrolados impulsos de vigilancia y a la vez desconfianza sobre los demás,
también es celoso.
El
celo, visto como ese noble sentimiento, cargado de la agudeza en la atención,
del altruismo necesario y que define al individuo como ser humano, es
saludable. Una muestra es el celo de los padres en el cuidado de sus hijos.
Este tipo de celo forma parte del amor filial y se caracteriza por su aspecto
inadvertido: en pocas ocasiones es percibido por quienes rodean al individuo
que así se manifiesta.
Quienes
sufren los celos patológicos, ya sea por causa justificada o infundada, son
vistos desde otra dimensión. Las razones son muchas: estos individuos reclaman
un sacrificio de los demás, hacen una desmedida defensa de sus pensamientos y
pasan a un segundo lugar el valor que tiene la actuación de la persona amada.
Los celosos desean ser amados incondicionalmente pero a la vez son egoístas y
desconfiados. Cuando el celo es desconfianza en la actuación de otra persona,
se convierte en un enemigo mortal, en un veneno que se expande y manifiesta en
un sinnúmero de contradicciones, muchas veces traumáticas para la familia y la
sociedad. Los celosos, quienes generalmente se inventan o erigen un rival en
sus relaciones con otras personas, son llevados a males de carácter superior
como el odio, las enemistades, divorcios, maltratos, suicidios, y hasta
homicidios y asesinatos.
La
persona celosa teme por otro que, generalmente sobre la base de su invención
mental, puede sustituirlo en su relación con la persona amada y por tanto
manifiesta una actitud de rechazo, de desprecio hacia ese objeto del celo,
quien no siempre lo sospecha. El individuo que piensa -y como tal reacciona-
que su hijo, madre, novio, esposa... entrega a otra persona el cariño, el amor
que le pertenecen, es realmente un enfermo y como tal debe ser visto, tratado y
atendido.
En
este caso estamos en presencia de indescriptibles actos de desconfianza. Y
aunque no siempre sea comprensible, esa desconfianza es inseguridad.
Ciertamente es desconfianza, pero no en la otra persona, sino en sí mismo. Es
desconfianza e inseguridad en el individuo que se manifiesta celoso y por
tanto, una muestra inequívoca de baja autoestima. Este tipo de celo es un “arma
de doble filo” pero con la parte más filosa hacia el interior de quien lo
experimenta. Quien siente celos sufre más que el individuo celado.
Así,
si usted sufre este tipo de celo, siente que esa persona a quien quiere, recibe
o puede recibir de otra -de quien la cela- todo lo que usted no es capaz de
entregar. La madre que piensa que su hijo entrega a su novia o esposa el amor
que de él ella “recibía”, que siente que ha sido suplantada, es una madre
insegura del amor que entrega a su hijo y ve a la pareja de aquél como su gran rival.
De
modo que alguien con alta autoestima, seguro de lo que hace y entrega, que
cumple consecuentemente con sus deberes como madre, hijo, esposo... nunca
sospecha que alguien le sustituye en los sentimientos, en el amor de esa
persona con quien comparte.
Para
escapar del efecto negativo de los celos: ámate y vive seguro de ti; confía en
lo que haces, dices y das a los demás; confía en el amor de las personas con
quienes convives; entrégate sin límites a la persona amada; sé creativo en la
demostración de lo que sientes; sé condescendiente, flexible en la relación;
conversa de forma abierta y tranquila con los miembros de tu familia acerca de
tus pensamientos y criterios; piensa que esa persona de quien sientes celos no
es un objeto de tu propiedad.
Si
compartes con una persona celosa: trasmítele seguridad en la relación;
explícale calmadamente acerca del daño de los celos; hazle ver el valor que
tiene para ella ser quien es, así como el valor que tiene como ser humano para
ti; sé suficientemente expresivo; no discutas ni intentes que reconozca que
todo lo que ocurre es consecuencia de los celos.
Cuando
los celos son una enfermedad existe una receta que, si se aplica dentro de una
verdadera y coherente familia, resulta muy efectiva como medio para combatirlos.
Es muy fácil: toma grandes y equilibradas cantidades de amor, de entrega y de
comprensión; mezcla de forma racional los tres ingredientes; consume
diariamente el resultado en varias dosis y sin medida. Así los celos hostiles,
los enemigos de las relaciones familiares, son revertidos en fuerzas positivas
hacia el interior del grupo y únicamente quedarán aquellos celos que
constituyen complementos del amor.
En
su definición más básica, los celos constituyen aquello opuesto a la noción de
confianza. Su presencia en las relaciones de pareja es innegable, ya sea al
comienzo, en el curso o al final. Normal para algunos, enferma para otros, este
tipo de emoción tiene orígenes específicos así como consecuencias para la
interacción de las personas.
SABIAS QUE?...
Celos=desconfianza
Nada mina en forma tan irremediable una
relación de pareja como la desconfianza.
El amor, se dice, es como una manta hecha con
trozos de ricas telas emocionales -el deseo, la esperanza, la aceptación, la
ternura, la vulnerabilidad- unidos por el hilo de la confianza.
Cuando la
confianza es profunda, la manta resulta fuerte y abrigadora. Cuando la
confianza es débil o no existe, la manta misma se desintegra por completo.
LAS SUTILES
TRAMPAS DE LA DESCONFIANZA
Cuando se habla de
desconfianza en la pareja, surgen generalmente en nuestro pensamiento imágenes
violentas de celos. Pero los celos que se expresan con franqueza, aunque son
tan desagradables como absurdos, resultan menos peligrosos que otros tipos de
desconfianza.
Los celos, como
todos sabemos, expresan falta de confianza en sí misma de la persona que los
siente, no exceso de amor como algunos suponen. Son, además, una emoción del
todo inútil.
Si la persona a
quien uno ama corresponde a ese amor, los celos son infundados e injustos. Si
no corresponde a ese amor, los celos no van a cambiar la situación, así que no
sirven de nada.
Lo peligroso es la
desconfianza sutil, con muchas raíces diferentes, que va interponiéndose poco a
poco entre los enamorados y destruye la manta de su amor sin que lo perciban.
Las trampas que
suele poner, y antes las cuales deben estar alerta las parejas, se encuentran:
En la conversación
y en las confidencias.
Una de las cosas
que hizo comprender a tu pareja y a ti que estaban enamorados era que se
contaban cosas que no compartían con otros. Sueños, proyectos, esperanzas y
temores secretos pudieron ser revelados a la otra persona, porque el amor los
volvía capaces de desnudar el alma frente a ella.
Cuando una pareja
deja de compartir confidencias, ¡cuidado!, algo grave está sucediendo en su
relación. Tal vez las críticas, los comentarios negativos de uno o de otro,
fueron destruyendo la confianza que se tenían al principio y poco a poco
levantaron una barrera que impide que uno se acerque el otro con el alma
desnuda
En las relaciones
con los demás.
Con mucha
frecuencia tomamos partido en contra de nuestra pareja, casi sin darnos cuenta.
Alguien nos dice algo malo de ella y le creemos. Si hay una fricción familiar,
nos ponemos a favor de quien está atacando a nuestro cónyuge, en lugar de
defenderlo. O tal vez es él quien toma esas actitudes equivocadas.
Una pareja que se
ama debe presentar un frente común ante el mundo. Eso revela la confianza
fundamental que hay entre sus miembros. Si esa confianza no existe, ambos
tienden a pasarse al “bando enemigo”, por inofensivo que éste parezca.
Hagan un examen a conciencia para buscar dónde
están realmente sus lealtades. Dialoguen abiertamente, con serenidad y en forma
objetiva, y examinen recientes conflictos con terceras personas, para ver cuál
fue la actitud de ambos en ellos.
Nunca es tarde
para rectificar actitudes equivocadas. Si te muestras dispuesta a cambiar la
tuya, a tu pareja no le costará trabajo imitarte.
El uso del tiempo.
Hay hombres y
mujeres que no soportan la idea de que su pareja tenga una vida propia. Quieren
hacer todo juntos, convertirse en mancuernas inseparables, y eso en verdad no
es posible.
La confianza
entraña la total libertad para dejar a la pareja tener sus propias amistades y
desarrollar sus propios intereses, sin que eso signifique que no puedan
compartirse muchos momentos, amigos e intereses.
Hagan una
equitativa distribución de su tiempo. Tanto tú como tu pareja deben tener
periodos separación, para hacer cosas individualmente, además de los de
convivencia.
De hecho, el amor
verdadero sólo puede existir y perdurar entre dos personas que se sienten
realizadas como seres humanos, que tienen confianza absoluta en sí mismas y
prolongan esa confianza en la que sienten respecto a su pareja.
YO SOY..EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
«El amor es paciente, es benigno, el amor no es celoso ni envidioso, el amor no es fanfarrón ni orgulloso, no es arrogante ni egoísta ni grosero, no exige que todo se haga a su manera, no es irritable ni quisquilloso, no guarda rencor y casi ni se da cuenta cuando los demás hacen algo mal. No se alegra de las injusticias y se regocija cuando se impone la verdad.»
En algún momento
de nuestra vida hemos sentido celos, aun la persona mas segura de este mundo,
cuando este sentimiento a pesar de ser molesto podemos dominarlo y expresar con
facilidad el motivo que origino los celos..no puede afectar una relación de
pareja estable.
El problema es
cuando estos sentimientos nos llevan a
la ira, la ofensa y sobre todo l desconfianza en la persona que
amamos..un verdadero infierno…
Antes que juzgar a
la persona que amamos es conveniente reflexionar que es lo que nos lleva a este
sentimiento y sobre todo sincerar nuestro corazón para saber si realmente
amamos a la persona o solo la queremos como algo de nuestra propiedad…
El amor es un
sentimiento sublime, quien de verdad ama, sabe que entregar el corazón…es
imposible cuando ya amamos plenamente a alguien mas, el amor lo llena todo..no
hay espacios vacios que se requieran llenar…
Llámenme cursi pero es imposible tener ojos para alguien mas
cuando se ama, esas escenas que pasan en las películas donde los enamorados están
en medio de todos y es como si no existieran los demás es cierta…
O la percepción que
se tiene de la otra persona, sus tristezas, sus alegrías, sus miedos y sus
dudas…es tan real como que el viento
existe…
La conciencia es
otro factor importante, cuando se ama…lo que menos quieres hacer es lastimar a
la persona amada..pues a ti también te duele…
La fidelidad y la
confianza es un binomio, el uno sin el otro no existe, y cuando alguno de estos
elementos falta es momento de cuestionarse que esta pasando en la relación..
Todos tenemos
derecho a tener dudas..somos humanos, pero no tenemos derecho a lastimar,
denigrar u ofender a la persona que amamos y mucho menos cuando los celos son
infundados…
E l dialogo puede
a ayudar a aclarar muchas de nuestras dudas, no tengamos miedo o pena de
expresar aquello que es el origen de los celos..es terrible vivir atrapado en
una prisión de dudas que no llevan mas que al dolor innecesario…
FRASE DE LA SEMANA
"Cuando fortalezcáis vuestra propia estimación, no hay espacio para los celos"—
Dr. Harold Bloomfield
Si nos permitimos ser celosos, no podemos amar. Es
importante reconocer todos nuestros sentimientos y no golpearnos por tenerlos.
Nuestros sentimientos no son buenos ni malos, ellos simplemente son. Los celos
son una manera simple de recordarnos que merecemos lo mejor. Cuando nos
acordemos de quiénes somos, los celos se disolverán y estaremos listos
para recibir lo que deseamos.
para recibir lo que deseamos.
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