Oración, medio de apoyo para los
damnificados
El proceso que continua después de los
terremotos que hubo en los últimos meses, ha sido lento y paulatino. El gobierno
trata de cumplir con lo que le compete hacer y que sabemos es su obligación brindar
soluciones a quienes han perdido su hogar.
La sociedad civil mexicana ha salido a las
calles a brindar su solidaridad y manifestar su apoyo a través de donaciones económicas
y en especie.
Rescatistas, protección civil, bomberos, el ejército
mexicano y brigadistas internacionales estuvieron en las zonas de desastre
laborando haciendo hasta lo imposible por salvar el mayor número de vidas.
Ahora empieza el proceso más complejo en el restablecimiento
de todas las familias que perdieron a sus seres queridos y perdieron sus
hogares en los siniestros naturales.
¿Qué sigue ahora para aliviar el dolor de
quienes de un día para otro lo perdieron todo?
Datos interesantes…
Como en otros temas
hemos explicado; fe es CREER
¿pero en que pueden
creer aquellas personas que después de acontecimientos naturales tan
desastrosos perdieron de un día para otro a sus seres queridos, sus bienes, la
seguridad de su hogar y por el momento tienen como única garantía la
incertidumbre de no saber qué es lo que va a suceder más adelante con sus
familias?
El tratamiento de recuperación
para los damnificados, no solo consta de tratamientos médicos o psicológicos,
es preciso que la sanación espiritual empiece a procurarse…hay que recordar que
los seres humanos para ser integrales requerimos tener MENTE, CUERPO Y ESPIRITU
EN EQUILIBRIO.
La ausencia de sanación
espiritual puede generar procesos de angustia, desolación, depresión, llegando
a consecuencias tales como enfermedades físicas, psicológicas o peor aún
provocar suicidios o desintegración familiar.
Yo Soy el Camino, la
Verdad y la Vida…
Comprender los
procesos que se viven después de perder de un día para otro la forma de vida
que se tenía, sufrir la ausencia de los seres queridos y no saber con certeza
cual será el futuro de nuestra familia cuando no se tiene hogar o medios económicos
para garantizar el bienestar de quienes amamos es uno de los procesos más difíciles
y hasta traumáticos que los seres humanos podemos haber vivido.
Quizá para
quienes ahora viven ese proceso; el panorama futuro se presenta tan oscuro que
no se sabe que es lo que se puede hacer para solucionar lo que se está
viviendo. Para quienes tenemos fe o practicamos alguna religión; preguntas
tales como:
¿Por qué a mí?, ¿porque
a mi familia?, ¿Por qué Dios permite este dolor? ¿Por qué Dios permitió la
muerte del ser querido? Y otras muchas interrogantes, atraviesan nuestra mente
una y otra vez provocando que nuestra fe se tambalee.
Desafortunadamente
puedo dar testimonio, de que aquellos que practican la misma fe que nosotros
son en muchas de las veces los sujetos más crueles y peor aún individuos que
aprovechan sucesos como esos, para propagar su fundamentalismo y hacer sentir
que las desgracias ocurridas fueron ocasionadas por los múltiples pecados
cometidos… (lo que por supuesto está más alejado de la realidad que cualquier
otra cosa)
Nuestra fe se
sustenta a través de hechos fehacientes; hechos palpables, milagros que se
manifiestan no como soluciones mágicas que van a arreglar nuestra vida, sino
como impulso para reactivar nuestro espíritu en medio de la adversidad.
Dios no castiga…como
muchos fundamentalistas lo dicen; los terremotos, los huracanes, los tsunamis,
las lluvias imparables y algunos sucesos naturales más, son resultado del daño
que se ha ocasionado en la ecología, daño que se manifiesta a través de
desastres naturales.
Quienes perdieron
su hogar, a sus seres queridos…no son culpables de nada, ni están pagando
pecados… ¿Por qué Dios sería tan cruel como para dañar aquello que El mismo ha
creado?
Sin embargo,
creo que aun en medio de tales desgracias, la pedagogía divina, encuentra el
medio para que los seres humanos aprendan y comprendan que la muestra más
grande de fe no es hacia Dios sino a ellos mismos.
“no importa si
tu no crees en Dios, pues Él nunca ha dejado de creer en ti”
Algo que por
supuesto cuando se está viviendo tal dolor resulta incomprensible; sin embargo,
puedo dar mi testimonio de que a pesar de que la desgracia sea muy grande la
Presencia de Dios siempre se manifiesta, lo podemos ver a través de la
solidaridad de miles de mexicanos y es momento de que se manifieste a través de
quienes ejercen alguna religión.
Existen grupos kerigmaticos
dentro de las diferentes religiones; los cuales están convocados a manifestar
dicha presencia divina no en los templos, sino en los albergues, o en las zonas
donde hay muchas familias que quedaron sin hogar. Es el tiempo de REVELAR EL
MISTERIO del infinito amor de DIOS sobre todo para aquellos que más sufren.
Jornadas de oración,
retiros de sanación, actividades misioneras, rosarios comunitarios, existen muchas
posibilidades para brindarles a los damnificados no solo el alimento físico,
sino también el alimento espiritual.
Es este el
momento de poner en práctica la Palabra de Dios y n dejarla inerte en un
templo. Es el tiempo de llevar la Buena Nueva a todas las naciones sobre todo a
aquellas familias que lo han perdido todo.
Ustedes tienen
el personal voluntario y los medios para hacer de la oración, una oración que
se escuche de forma comunitaria. Y apoyar en la sanación de aquellos que ahora más
lo necesitan.
De mi parte y
con los medios que tengo a mi alcance:
Uno mi oración a
quienes participaran de tales actividades misioneras y le ruego a Dios que les
brinde carisma, fe, pero, sobre todo; un corazón que les permita transmitir de
forma genuina la Palabra de Dios.
Dios les bendiga
y multiplique sus buenas acciones.
Oración de sanación
Dios creador
que por amor hiciste del
mundo el hogar de quienes más amas
te pedimos por todos los
que aquí habitamos
Suplicamos por quienes
perdieron a sus seres queridos, su hogar y la estabilidad del futuro, otorga a
quienes perdieron la vida; la paz de tu Presencia que nunca perece.
Permítenos encontrar la fortaleza
y la sabiduría necesarias para que nuestro espíritu no desfallezca ante estos
momentos de adversidad.
Ayúdanos a sanar, nuestra
mente, nuestro cuerpo y nuestra alma, para continuar viviendo en comunión con
aquellos que nos rodean.
Te rogamos que no nos
falte el techo, el alimento, el vestido, el calzado, el trabajo; pero sobre
todo la fe, para continuar esforzándonos por nuestras familias.
Damos gracias por todos
aquellos que han extendido sus brazos dando muestra de tu presencia en este
mundo a través de su solidaridad, compasión y hermandad.
El camino parece
incierto, pero sostenidos en el amor y la fe que sabemos que tienes en nosotros,
levantamos nuestro rostro para ver los signos que se manifiestan para guiarnos.
Abrimos nuestra alma y
nuestro corazón para recibir con sencillez el Espíritu Santo, protector y guía de
nuestro camino y nos refugiamos en los brazos amorosos de María Santísima que
como Madre nuestra nos brinda su amor materno y filial.
También nos sostenemos en
la Resurrección de Jesucristo tu Hijo amado, confiando en que resucitaremos en
medio de la adversidad y del dolor.
Agradecemos todas las
bendiciones que nos brindas en estos momentos difíciles, en tu corazón encomendamos
nuestra vida y nuestro futuro confiados de tu amor divino que como Padre nos guía
y nos protege de todo mal.
Esto te lo pedimos en Nombre
de Nuestro Señor Jesucristo
Amen.
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